Cuando tomas una clase o haces tu práctica personal, pon atención a los efectos que tengan las posturas en tu cuerpo. Cómo se mueven tus músculos, tus tendones debajo de tu piel, tu diafragma. Cómo late tu corazón. Observa las sensaciones provocadas por los movimientos.

Aprende a sentir los efectos tantos los fuertes como los sutiles en tu cuerpo.

Luego aplica lo mismo en tu día a día. Observa cómo las palabras de los demás te afectan; cuáles son las emociones provocadas por esas palabras. Pon atención también al efecto que las acciones de los demás provocan en ti. Alguien te cierra el paso mientras manejas, ¿qué sientes? Alguien llega tarde a una cita, cómo reacciona tu cuerpo? Haz lo mismo con respecto a tu entorno: te despiertas, te das cuenta que el día está nublado/soleado, ¿qué efecto tiene en tu cuerpo? sales y te das cuenta que hace frío/calor, ¿cómo te sientes?, etc.

Para cada acción hay una reacción. Aprende a observar esas reacciones. Vuélvete consciente de ellas, de tus patrones mentales, de tus reacciones mecánicas, de tu piloto automático. Aprende a conocerte a ti mismo, a estar más en conexión contigo mismo, a estar en unión contigo mismo. Eso es Yoga. Para eso te sirve el Yoga.