Se están volviendo más y más conocidos. Si aún no sabes lo qué son los Yamas y Niyamas, este artículo te ayudará.

Empieza a ser más y más popular el hashtag #yogaoffthemat. ¿Quizá te has preguntado a qué se refiere?

Hoy, vamos a poner nuestra atención en los Yamas y Niyamas, las 2 primeras ramas (de 8) del Ashtanga Yoga definidas por Patanjali en los Yoga-Sutras y prácticas muy importantes fuera del tapete. ¿List@?

Recordemos que la meta del Yoga es la liberación (samadhi) y para llegar allá, hay que seguir 8 ramas o etapas. Por lo tanto, esta práctica tiene un enfoque sumamente espiritual, que va mucho más de lo físico (las asanas).

Hay cinco Yamas. Son principios que guían tu relación con los demás:

  • Ahimsa: no violencia. Respeta la vida en todas sus manifestaciones.
  • Satya: veracidad, autenticidad. Sé veraz de pensamientos, palabra y acción.
  • Asteya: no robar. No robes los bienes materiales, energía, ideas, y pensamientos de los demás, etc.
  • Brahmacarya: moderación. Controla tu atención y tu energía sexual.
  • Aparigraha: no codiciar. Desapegate de los pensamientos, las emociones, las cosas… Según Petri Räisänen el objetivo es que “el practicante desarrolle control de sí mismo y un pensamiento y comportamiento éticos”. Te beneficiara tanto a ti mismo como a tu entorno, tus relaciones con los demás.

Hay cinco Niyamas. Son normas de conducta que se refieren a la disciplina individual:

  • Saucha: limpieza, pureza. Se limpio a nivel físico, mental y emocional.
  • Santosha: felicidad, contento. Regocíjate de lo que eres. Permanece en la aceptación de ti mismo y tu entorno.
  • Tapas: perseverancia. Nunca renuncies a tu práctica.
  • Svadhyaya: autoanálisis, estudio del sí-mismo. Examinate, tu comportamiento, emociones, pensamientos, etc.
  • Isvara pranidhana: el abandono a lo divino, al Señor.

Veremos cada uno con más detalles próximamente.

Cuando practicas Yamas y Niyamas, no los veas como normas estrictas que hay que seguir al pie de la letra y castigarte si no cumples con ellas. Haz Yoga cuando las aplicas. Se presente en el aquí y ahora. Observa tu “comportamiento erróneo” sin juzgarte ni juzgarlo. Acepta su presencia y déjalo ir. Requiere práctica como cualquier entrenamiento.

Como decimos “Roma no se hizo en un día” 😉